El otro día mi papá llevó a la casa unos chocolates buenísimos con relleno de caramelo. Según eran para todos y terminé comiéndome la mayor parte de la bolsa… uno tras otro. Al principio sólo agarraba uno por vuelta y decía “este es el último y ya”… pero era mentira, me lo terminaba y me paraba por otro, hasta que decidí llevarme toda la bolsa a la sala para no andar pase y pase…
¡Caray! No tengo fuerza de voluntad. Y lo peor es que no es la primera vez. El otro día mi hermano compró muchos chocolates en Sanborn´s para que le sellarán el boleto y no pagar estacionamiento. Llegó a la casa y ¡ERROR!, puso las 3 bolsas de chocolate en mi escritorio. Abrí primero una bolsa y le di un buen bajón, y cuando vi que ya se iban a acabar, dejé esa bolsa y empecé a comer de otra… esos chocolates no duraron ni 2 días.
Ahora sé por qué no puedo bajar de peso y mi entrenador me regaña… me justifico con "nunca he podido bajar de 55" y él me cree.
.
martes, 8 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Jajaja, dejaste el cafe, pero ahora agarraste el chocolate... la ley del chango!
Jaja.. me pasa lo mismo con esos Chocolates "Creminos"
esa ley del chango es la pura onda!
Publicar un comentario