Para muchos las vacaciones llegaron ya. Entonces algunos deciden quedarse a dormir en su casa, y hacen bien, pero luego salen con que “ya están aburridos”. Otros más deciden salir de la rutina y se van a lugares que no conocían, pero después resulta que ya se les acabó el dinero. También hay quienes deciden ponerse en forma y hacer ejercicio.
Razones para hacer ejercicio, hay muchas. Todas son aceptables, pues cada quien busca lo que quiere. Pero la mayoría de las personas que no suelen hacer ejercicio, y que justo en estas vacaciones (de verano) deciden comenzar, es porque se han propuesto ponerse bien acá (mamadones), para que cuando vayan a la playa, puedan ponerse cualquier traje de baño que no los haga sentirse culpables. También para presumir su ”perfecta anatomía”, si es que logran el objetivo. Y por qué no, para ver si roban unas miradas y terminan ligando.
Pero ilusamente se busca una figura envidiable casi como la que visualizaban los griegos: piernas perfectas, brazos voluptuosos, espalda marcada y abdomen cuadriculado… ¿A poco sí se puede tener esa figura en un mes? Yo digo que no.
Cuando voy al gimnasio, hago abdomen y ya. Antes, escasas dos semanas, estaba todo solo. Pero desde este lunes se notó la diferencia. Ahora ya hay más gente. Está atascadísimo. Inclusive si no llegas temprano (7 a.m.), tienes que esperar mucho tiempo para agarrar algún aparato.
Voy a checar y veré si en verdad son tan constantes como para alcanzar sus objetivos, que no lo creo (soy una desgraciada criticona). Espero equivocarme, y que las personas que ponen a reventar el gimnasio, lo hagan. Por mientras aquí está una muestra del gimnasio, que hasta para entrar cuesta trabajo.
A ver cuánto les dura el gusto… jajaja!
sábado, 7 de junio de 2008
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