jueves, 31 de diciembre de 2009

¿Y ahora, quién podrá comulgarnos?

-Hijo, ya levántate, ya es hora
-¡Ay, mamá! 5 minutitos más...
-Hazle como quieras pero tienes que estar listo para la misa de las 12. Yo ayer te dije que no tomaras tanto porque...
-Sí, sí... ciérrale. Ahorita voy
tic tac, tic tac, tic tac
-los minutos pasan, los segundos vuelan-
...y media hora después...

-¿Ya viste la hora que es? ¡Osh! Todos ya están listos, tu abuelita ya hasta se subió al carro y tu aquí: acostadooooote... ¡Ándale! ponte lo que sea y vámonos.


Y es así como, cual buena familia devota, los Martínez comienzan el año: preparándose para ir a misa.


El papá ya prendió el carro para que se fuera calentando. La hija ya se bañó, se arregló y se perfumó porque sabe que el chavo que le gusta también irá a misa. El hijo, que nomás no se quería despertar, se puso la misma ropa de ayer y una gorra para que no se le notara el almoadazo. La abuela, que es la que camina más lento, ya se subió al carro. Y la mamá ya cerró la casa con llave.

Ahora sí, van para la iglesia.

El mismo recorrido y las mismas calles, pero mucho menos tiempo. No hay tráfico. La cruda desvelada ha de estar buena porque, a pesar de que ya son las 11:45 am, las calles están vacías y los negocios cerrados. Pero eso a los Martínez les vale: como cada año y sin importar las condiciones, ellos van a la misa del 1ero de enero.

Ahora están a una cuadra y el papá dejó el carro donde siempre porque dice que si lo deja en frente de la iglesia, puede pasar la grúa y llevárselo. La abuela reniega porque le cuesta trabajo caminar, pero de todas formas se baja donde todos lo hacen. El hijo está callado, le duele la cabeza. La hija se adelanta para ver al chavo que le gusta con el pretexto de "apartar lugar". Y la mamá se fija que todos hayan subido los vidrios y que el carro tenga el seguro.

- Oye ma, la iglesia está cerrada
- Ay si hija, mañana...
- ¡De verdad! la entrada principal está cerrada y la lateral también
- Mira, mejor ayúdale a tu abuelita con su bolsa

Y como no le creyeron, siguieron caminando. Ja ¿cómo va a ser posible que en pleno año nuevo vaya a estar cerrada la iglesia y no haya misa de 12?

Pero oh sorpresa:

OMFG!


La hija tenía razón. Sin importar que sean fechas de amor y paz y buenos deseos y prosperidad, la iglesia no da misas. Es más, ni siquiera abre. Después de todo, hasta los sacerdotes y las monjas merecen vacaciones, ¿no?

Aunque ahora el problema son los devotos. ¿Y ahora, quién los comulgará? ¿Dónde van a rezar? ¿Y la tradicional misa de año nuevo? Ni modo, suerte para la próxima... O buscan otra iglesia o se esperan hasta el 5 de enero.

...Estas cosas sólo pueden pasar en el gabacho...


PD: la imagen es 100% real


miércoles, 30 de diciembre de 2009

¡Oh, el gabacho!

Oh frío infernal invernal, oh consumismo, oh el Gabacho… Así se respira el ambiente acá en los Estados Unidos: extraño y medio solitario pero acogedor. Porque aunque me la paso quejándome del clima y de que luego no le entiendo a las personas, bien que me gusta estar aquí.

Me vine en carro y aunque no manejé ni un metro, de hecho mi hermano fue el que se echó todo el viajesote, estar 21 horas sentada en un carro es aburrido y cansado.



Del viaje puedo presumir que, así como los de la foto de arriba, ya estuve en el trópico de cáncer... pero de ahí en fuera no creo que haya mucho qué decir: el paisaje desértico y, a partir de Durango, las carreteras eran puras rectas donde de pronto la civilización desaparecía. ¡Ah! pero ya para entrar a Ciudad Juárez, empezó una pasadera de soldados interminable... hasta me dio miedo y ya me andaba queriendo regresar (cobarde, cobarde, cobarde).

Pero bueno, el punto es que ya llegué al gabacho, a Albuquerque, Nuevo México, estoy con mi hermano, “vivo” en un departamento que está a una cuadra de la ruta 66 (sí, la de Cars) y las ofertas navideñas me esperan =)


lunes, 28 de diciembre de 2009

Pronto, muuuy pronto

Siempre he criticado a la gente que se casa muy joven y también a la que su único objetivo en la vida es casarse. Hasta hace unos días pensaba que, independientemente de que fuera bueno o malo, contraer matrimonio debía ser hasta una edad donde ya estés lo suficientemente maduro para que la relación sea más sana y para que si vas a tener hijos, crezcan en un buen ambiente... aunque claro, hay quienes que por más que lo intentan, nomás no pueden tener una pizca de sentido común.

Pero bueno, el punto es que estoy completamente arrepentida. Ahora pienso que el matrimonio es la onda y se debe disfrutar desde la juventud: ¿para qué esperar 5 o 10 años más si de todas formas algún día vas a empezar a compartir tu vida con alguien? Además bien dicen que es de sabios equivocarse y yo ya me di cuenta de mi error.

¡Me caso!
=)

Lo sé, a penas tengo 17 años, pero qué importa "el amor me cambió"… Ya todo está planeado, nada más cumplo los 18 y me caso. Mi novio y yo estamos de acuerdo y pronto, muy pronto seré la persona más feliz del mundo...


Deséenme suerte

sábado, 12 de diciembre de 2009

¿y el arbolito de navidad?

¡Así es! Por fin hoy comenzó “oficialmente” el puente más esperado del año: el Guadalupe-Reyes… ¡Qué días! Tan gloriosos y tan añorados… donde, es cierto, la vida es pura felicidad.

Hoy que por fin salí a vivir un rato, me di cuenta de que la navidad ya está en todas partes: en las escuelas, en las oficinas, en las casas de los vecinos, en las calles y hasta en las tiendas departamentales. En todos lados se aprecia el “espíritu navideño”: adornos al por mayor, lucecitas, nacimientos, piñatas, villancicos, y claro, arbolitos de navidad.

...arbolitos de navidad…

Para muchos (para la mayoría, de hecho), el arbolito de navidad es más que un pino lleno de adornos y lucecitas que alberga a un nacimiento. Para muchos, el arbolito representa el inicio y la identidad de la navidad porque gracias a él, las familias se reúnen para ponerlo, conviven, platican y recuerdan gratos momentos.

¿Pero qué pasa cuando una persona no pone arbolito de navidad?



Eso siempre pasa, y se los platico porque por estas fechas me suele suceder: no pongo arbolito de navidad y la gente se saca de onda.


Así es. Y, al menos para mí, es normal: no es algo que me enorgullezca, pero tampoco es algo que me avergüence… simplemente nunca he puesto un árbol de navidad en mi casa, ni he adornado con lucecitas, ni tampoco he puesto nacimientos. Y eso no significa que odie la navidad o que “sea de otra religión”

Siempre que mis amigos platican que ya pusieron el arbolito en su casa, o comentan algo al respecto, lo hacen felizmente. De hecho, se puede apreciar su cambio de ánimo y sus sonrisas son 100% sinceras.

Es increíble cómo un pino bellamente adornado puede traer cantidades enormes de prosperidad y armonía… Yo respeto y admiro mucho eso porque, vamos, tanta es la felicidad que trae, que luego hasta comparto el sentimiento de mis amigos sin siquiera haber participado en la puesta.

Pero bueno, el punto es que por alguna extraña razón, en mi casa nunca hemos puesto un arbolito navideño. ¿Por qué? Quién sabe. Ni siquiera mis papás pueden contestar esa pregunta concisamente. Pero lo que sí puedo decir es que esa “extraña razón” no es por rebeldía o porque queremos diferenciarnos del grueso de la población… Simplemente no nos inmuta, como que nos es indiferente.

Y a pesar de que no pongo arbolito, ni nacimiento, ni lucecitas, ni adornos, sí creo en la navidad. De hecho sí voy a posadas, bebo ponche, le pego a las piñatas, festejo el año nuevo, y hasta le entro a las roscas de reyes. Incluso yo creía en el Niño Dios y en los Reyes Magos hasta los 12 años…

Pero no. No pongo arbolito de navidad.



*Es importante mencionar que
no soy budista, ni hindú, ni mormona, ni atea…
Soy “católica” y a veces voy a misa*

sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Qué diría Descartes?

¿Eso qué?


No me quiero imaginar qué diría Descartes al ver semejante degradación de su frase original Pienso luego existo a bebo café luego existo... ¡Ay no! Ya no sé si reír o llorar