Es un hecho:
tener pareja está bien padre. Nadie niega que en sus buenos momentos, tener novio es la onda porque sabes que hay alguien ahí, más que amigo,
que te escucha, te “comprende” y, por qué no,
te da tus besos... ¿Pero qué pasa cuando la magia se acaba? Pues resulta ser
como la navidad: después de los regalos y las fiestas tienes que recoger el nacimiento, el arbolito y hasta los adornos.
Tanto la chava de las cursi-cartitas, como el que no lo sacan de facebook y el que se la vive viendo fútbol: todos, absolutamente
todos, hemos sufrido algún mal de amores. Unos más amargos que otros, pero en algún momento llega ese adiós, ya no más, se acabó.
*El espíritu nos invadeOjalá que el
amor fuera tan limpio y sincero como las películas de Hollywood, donde lo peor que puede pasar es toparse con una zorra o un galán que se atraviese en el camino de los enamorados. ¿Pero qué creen?
Que Hollywood es a actores y finales ideales como la vida es a personas y situaciones reales
Entonces, las guapas y los
galanes son apenas una de las mil-ocho-mil cosas con las que se tiene que lidiar en la relación... pero eso sí: el amor está en el aire.
*Por fin llegó el díaO el mes, o el aniversario... Y como el amor es una cosa muy linda y esas
fechas especiales se tienen que fe$tejar, pues a comprar se ha dicho. Bueno, bueno... es verdad: no le tienes que comprar el reloj carísimo de Liverpuff cada mes. También le puedes escribir una cursi-cartita... Pero aguas porque si el/ella te regalan algo padrísimo y el regalo que tú le das no es de la misma magnitud, “
¡uy! pero que mal novio(a) tienes”.
El
pecado es casi tan grande
como entrarle a un intercambio navideño, fijar una tarifa altísima para el regalo y a la mera hora
llevar un “detallito” del Waldos más cercano.
*Se nos están acabando las vacacionesY con ellas el espíritu navideño. Por ahí dicen que
todo lo que empieza termina, que el
amor eterno sí existe, y que el
chupacabras todavía sale por las noches... Pero como bien diría Descartes:
la verdad es relativa.
Lo que es un poco menos relativo es aquel sentimiento de
“¿y ahora? si no hubiera malgastado todo mi aguinaldo, hasta me hubiera podido ir a Acapulco”. Sí, y
si también hubieras cuidado más la relación, hasta te hubieras casado con tu novio(a) del kinder... La verdad es que
hay cosas (y relaciones) que
no te pertenecen y se acaban rápido, así como el aguinaldo. En la vida hay cosas que simplemente no se dan
(y también hay quienes ni siquiera reciben aguinaldo...).
*Ya es tiempo de recogerNo andes cargando con la cruz
(ni que fueras Jesús)...
El pasado se queda atrás y lo único que tienes es el presente. Siempre hay que
tomar lo mejor de todo... regularmente las lucecitas de navidad duran más de una puesta y las rupturas te enseñan a que no solo tu pareja tuvo errores, sino que a lo mejor tú también. Checa bien en qué la regaste y qué es lo que tampoco quieres que pase en tu próxima relación.
Si ya se acabó la navidad, recoge porque ya mero llega la primavera.
No se trata de tener el arbolito podrido toda la vida, sino de aprender de tus errores o intentos fallidos.
La navidad no dura para siempre y hay algunas relaciones que tampoco. Es un hecho que los 365 días del año
no te la pasas pensando en la navidad...
solo lo haces cuando se acerca, igualito que con tu expareja. Hay veces que ya ni siquiera pasa por tu mente aquella persona pero gracias a esas fechas que alguna vez representaron algo
(aniversarios, 14 de febrero) el sentimiento resurge, pero tampoco se trata de ser
emo toda la vida.
Y recuerda algo: el 14 de febrero
sólo es el producto de una muy buena
mercadotecnia porque ni siquiera nació de
una tradición cultural justificada.